Y los soles se prenden
cuando renace la noche.
Desde un borde de la tierra
me he sentado a contemplar.
Los fuegos que recorren
los espacios circundantes
donde cuerpos de gigantes
no se dañan al andar.
Miro donde albergo
y me envuelve la nostalgia
cuando nadie alza la vista
se obscurece la verdad.
Somos.
Como el tamo que se agrupa
en un orbe de los cielos.
Unos seres vanidosos
con un aire de oquedad.
Mas las llamas imperiales
se disputan ser los soles
con los ojos en el suelo
no se observa el mas allá.
Y las horas van pasando
por la fragua de mi mente
solitario llegue aquí…
y que pequeño me sentí.