Si supieras
como me pesan los años
y se me agrieta la cara
desde que tu partiste.
Si supieras
como apretaba mis labios
esa tarde de mayo
que te deje partir.
Y aunque supieras
que aun sangran las llagas
que destrozan mi alma
como legado triste.
No sufras,
ni vuelvas a mi lado.
¡Mírame, solo mírame!,
mira lo que en mí hiciste.
¡No!… ya no, no vuelvas;
no vuelvas a mi lado.
Porque tú,
ya un día te fuiste.