Llueve. ¡Que tormenta hay esta noche!
el firmamento se enciende
y la naturaleza tiembla,
ante la voz de los vientos.
Todos se ocultan
¡nadie desafía la noche!.
Hasta los cielos lloran,
por la furia de los dioses.
Llueve… llueve.
¡La tormenta crece y crece!,
cuando en mi ventana veo,
como enloquece el mar.
La fuerza de los cielos
cayeron sobre la noche.
Las entrañas de la tierra,
comenzaron a temblar.
¡El fin!... ¡el fin!...
gritaron los hombres,
mientras corren por las calles.
¡No nos desampares!…
se escucho decir.
Más todos confundidos
al ver que disipaba
avergonzados en el alma,
comenzaron a llorar.